La “huella digital” del Betito Suárez y cómo pretendió usar al fútbol en su maniobra.
El delincuente, quien volvió a prisión, llevaba una lujosa vida que lo llevó a mantener reuniones con importantes empresarios locales.
La Justicia imputó a Luis Alberto Suárez, el conocido delincuente que se hace llamar Betito, y que había quedado en libertad en 2023 tras cumplir una condena por tráfico de drogas.
La Fiscalía de Estupefacientes, a cargo de Rodrigo Morosoli, logró la formalización de la investigación por un delito de posesión de drogas, y Suárez deberá cumplir prisión preventiva, como medida cautelar, por 180 días mientras el Ministerio Público sigue adelante con las indagatorias.
Las autoridades lo estaban investigando desde el año pasado por presuntos delitos de lavado de activos, luego de notar que el delincuente –líder del clan familiar “Los Suárez de Cerro Norte”– tenía un nivel de vida que levantaba sospechas, dado que no se justificaba con sus ingresos.
Fuentes del caso dijeron a Montevideo Portal que el puntapié comenzó “por la huella digital” que Suárez venía dejando en sus redes sociales, los pagos que hacía a través de medios electrónicos y algunas llamadas, a las que accedieron luego de que comenzaron las indagatorias.
“Cuando el equipo de Drogas llegó a donde él estaba, el Betito no dijo nada porque sabía que tenían algo en su contra. Se dio vuelta, lo esposamos y se fue con nosotros”, añadió el informante, quien participó del operativo del pasado martes en Cerro Norte.
Buena parte de la huella digital que dejó Suárez estuvo relacionada al fútbol. En el último tiempo, demostró claras intenciones de meterse en el mundo de la representación de jugadores, con posteos que incluso lo mostraban con el empresario Francisco Casal.
Pero las pistas comenzaron antes, allá por 2024, cuando la Policía recibió un dato de que Suárez pretendía ingresar a la Barra Ámsterdam, la barrabrava de Peñarol. Las autoridades pusieron esto en conocimiento de los dirigentes mirasoles y el Betito no logró su cometido.
Existen, hasta el día de hoy, sospechas de que Suárez sí logró influir sobre la hinchada de Cerro –club al que siempre estuvo vinculado por su presencia en Cerro Norte– para suspender el partido que ambos cuadros disputaron en el Campeón del Siglo.
El Betito pretendió ingresar a la barra de Peñarol en un contexto de debilitamiento, en el que el jefe actual, Emiliano Corbo, había anunciado que se alejaría del grupo de hinchas mirasoles.
Tras esto, Suárez buscó la “profesionalización” en sus intentos y comenzó a mostrarse con un hombre llamado Rodrigo Lescano, a quien conocía desde hace varios años y que también tiene un profuso prontuario de antecedentes criminales.
Fueron al menos cuatro veces a Argentina en lo que va de 2025 y se reunieron con algunas compañías dedicadas a la representación de jugadores de fútbol. Además de Casal, Suárez tuvo encuentros con otros empresarios locales como Edgardo Lasalvia, a quien llegó a acompañar en su palco del Campeón del Siglo.
Los investigadores tienen tres carpetas de cientos de hojas en contra de Suárez, según dijeron las fuentes. Está claro que, en su maniobra de lavado de activos, buscaba meterse en el mundo del fútbol local para “transparentar” los millones de pesos que recibía del narcotráfico.
Por otro lado, y en paralelo, Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas llegó a la “fortaleza” de Los Suárez con elementos firmes de que el Betito seguía “moviendo los hilos” del clan familiar hasta la actualidad.
Su función era “táctica”, es decir, no estaba en terreno y no se lo veía en Cerro Norte, salvo cuando aparecía de visita en su Audi Q5 deportiva. A través de otros delincuentes, Suárez diagramaba una especie de estrategia para no perder terreno en la comercialización de droga y también organizaba la logística en lo que respecta al recibimiento de mercancía.

Tango Y Rock Uruguay Montevideo Uruguay
